La música cubana se conmueve hoy ante la pérdida física del músico Guillermo Rubalcaba, pianista y director de la Charanga Típica de Rubalcaba, quien falleciera la noche de este 7 de septiembre.
Guillermo González Camejo, conocido como Rubalcaba, devino de uno de los troncos principales de raíz profunda de la música cubana, cuya savia se conforma con la clave cubana y la síncopa que nos distingue.
Pinareño, octogenario en activo hasta el final, “nació músico” en 1927. Rubalcaba emanó de una familia de músicos y aunque tocó varios instrumentos musicales, el piano fue su mejor aliado. Asegurando el legado, su ascendencia le continúa para seguir la tradición familiar.
Su fecunda trayectoria musical comenzó en la infancia bajo la tutela de su padre. Continuó su historia en el conservatorio Orbón y años más tarde integró diversas orquestas destacándose siempre por su calidad interpretativa, muy cubana. Igual de variado fue su desempeño pues se desenvolvió como violinista, saxofonista o pianista, en la emisora radial CMQ, Ñico Suárez, la orquesta Montecarlo y la de Enrique Jorrín, entre muchas más.
Rubalcaba representó a Cuba durante algunos años como pianista de la orquesta Afro Cuban All Stars participando en importantes festivales de Europa y Asia.
En el 2002 la VI edición de Cubadisco del Instituto Cubano de la Música, realizó el homenaje expreso por sus 75 años de vida y 40 años de fundada su Charanga Típica. Ese mismo año le fue impuesta la Medalla Alejo Carpentier así como el diploma Nicolás Guillén que otorga la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; por sus aportes en la creación e interpretación y promoción de la música cubana.
A pesar de su avanzada edad Rubalcaba fue fiel a su piano hasta los últimos momentos, tanto es así que su último álbum producido bajo el sello Colibrí será presentado el próximo 13 de septiembre como parte de la tercera edición del Encuentro de Jóvenes Pianistas: Teclas con Paz de piano. El fonograma titulado Como en el Ayer, es en sí mismo un homenaje a la vida del destacado músico, pues según la crítica, Rubalcaba ejecuta estándares del jazz desde una intimidad cómplice, sin artilugios con probada maestría y destreza.
Sus cansadas manos dejaron de tocar, su piano, sus familiares y quienes escuchamos sus interpretaciones sentimos el silencio y su pérdida. Sin embargo, su estilo improvisatorio seguirá por siempre en nuestra memoria y en la historia de la música cubana porque la improvisación con el “tumba’o” que lo caracterizó siempre, quedó impregnado en numerosas grabaciones. Su desempeño profesional es referente y testimonio sonoro de la auténtica sonoridad de Cuba, esa que se hace con legítimos valores, cubanía y desde el corazón.
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